Punto a punto se teje un mundo




El punto está de moda! ha dejado de ser "cosa de viejas". Vivimos en una era compleja en la que hemos ido escalando desde la búsqueda incansable de posesiones y títulos "tanto tienes, tanto vales", "titulitis" hasta tocar ya la cima con nuestra propia cosificación literal y ser y valer los "me gusta" que tenga la foto del desayuno, convirtiéndonos en "nuestro selfie"... Sin embargo algunos humanos empiezan a querer ya descolgarse de esta "red" para iniciar un camino de retorno hacia la esencia de lo que les hace personas... y en ese sendero de vuelta parece que también está el punto de la abuela.

Pero ¿por qué? ¿qué tiene realmente tejer? ¿qué tiene que decir aquí la psicología? ¿Por qué tejer me ayuda? ¿Qué hay más allá de los beneficios obvios? Bueno, quizás no tan obvios porque son muchos, hagamos un repaso rápido antes de adentrarnos verdaderamente en lo profundo.

A nivel cerebral, tejer es una tarea compleja requiere de ritmo y agilidad mental.  Se ejercitan ambos hemisferios cerebrales. Seguro que has oído hablar de la gimnasia mental... nuestro cerebro está dividido en dos partes (hemisferios) y cada una está especialidada en diferentes actividades, pues bien cuando encontramos tareas en las que ambas partes se activan y trabajan juntas estamos desarrollando nuestra creatividad y favoreciendo la plasticidad neural... atentos a esos palabros "plasticidad neural" porque de lo que hablan es de la capacidad del propio cerebro, una vez que un área ha sido dañada, para volver a restablecer conexiones(sinapsis) con otras partes diferentes restableciendo la función que se había perdido. Es decir, así unas determinadas áreas podrían realizar parcialmente la función de otra área cerebral dañada.

El punto es una interesante actividad intergeneracional, para hacer junto a nuestros padres,abuelos...para aprender y ayudar a mejorar nuestra memoria.


En lo físico, su componente repetitivo resulta relajante, regula nuestra frecuencia cardíaca y presión arterial, reduciendo además la tensión muscular. 

En lo que  a lo emocional se refiere, el hecho de realizarse  buscando un objetivo, darle una forma o convertirlo en algo que se pueda utilizar... incrementa nuestra autoestima al lograrlo y ejercita la paciencia, y tolerancia a la frustración en el proceso cuando nos esforzamos en repetir, deshacer y volver a hacer cuando hay fallos.


Uau no? con esto ya casi no haría falta comentar más, no? Son suficientes justificaciones para lanzarse con agujas y ovillo... pero continua la curiosidad ¿Por qué? ¿Por qué resurge la pasión por está actividad?

¿Por qué es una práctica que me lleva a conectar de nuevo conmigo?

Bueno, pues la respuesta es fácil de encontrar, basta comenzar a tejer.... entonces te das cuenta de que tu atención está completamente focalizada en el momento presente alejada de pensamientos de cosas que sucedieron en el pasado y ya no puedo cambiar, y alejada de ideas y fantasías sobre el futuro que no puedo controlar. Vamos, todo lo contrario de lo que ocurre en Instagram que subimos una foto de algo que ya ha sucedido (o como mucho se está dando en ese momento de manera artificiosa con un aparato por medio) pensando en los "me gusta" que llegarán o la gente que lo verá...

Ahí tejiendo estoy sólo yo, la verdadera yo afrontando una tarea que requiere plenamente de mí para ir construyéndose.

Punto a punto se teje un mundo: tu mundo, en presente, en el único y verdadero lugar y momento en el que puedes hacer algo. 

Esa situación es una oportunidad para conocerte un poco más, no sólo si te das el permiso para ser, si no si además te escuchas. Luego ya, si eso, sube la fotillo a Instagram de tu bufanda, yo seguro le doy un "me gusta" hay un tiempo para cada cosa.

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